Image: photostock / FreeDigitalPhotos.net |
El ser humano necesita tiempo libre para dedicarlo a
aquello que le gusta, le llena como persona, que le hace sentirse bien. El
disponer de tiempo para uno mismo es imprescindible para "cargar las
pilas" y sentirse lleno de energía, pero ¿cómo puedes conseguir ese tiempo
libre si eres una persona que incluso te falta tiempo, y 24 horas al día no son
suficientes para acabar todas tus tareas?
Es común la creencia de que debemos desempeñar las tareas
según el orden en que vayan llegando a nosotros. Pero pensar así puede llevarnos a
vivir una vida estresante en la que nos abruman las cosas que nos quedan por
hacer. Ni tenemos que realizar las tareas en el orden que nos vayan llegando, ni
tenemos que realizarlas todas.
Una tarea puede ser urgente, importante, las dos cosas a
la vez o carecer de estas dos características, lo que llegaría a ser una tarea
no urgente ni importante. Para saber qué tipo de tarea llega a nuestras manos
hemos de clasificarla en una de estas cuatro categorías o cuadrantes:
- Urgente e importante.
- No urgente, pero importante.
- Urgente, pero no importante.
- No urgente ni tampoco importante.
Urgente e importante.
Esta debe ser la categoría de máxima prioridad. Cuando
una tarea cae en ella, las alarmas saltan y se deja todo lo demás para
atenderla. Podría ser algo así como "La compañía de electricidad me ha
cortado el suministro de luz hasta que pague el recibo atrasado". Este
ejemplo es una urgencia, pues necesitamos inmediatamente el suministro
eléctrico para continuar con nuestra vida normal. Cuando una tarea llega a
esta categoría suele ser porque la hemos dilatado en el tiempo, dicho de otro
modo, la hemos dejado muchas veces "para más tarde". El objetivo principal
debe ser evitar que las tareas lleguen a esta categoría. Una tarea en este cuadrante es una fuente de estrés y ansiedad muy grande. A veces sucederá que
algún imprevisto se cuele en ella, pero será eso, un imprevisto.
No urgente, pero importante.
Esta es la categoría óptima. Si tenemos las tareas en
ella será porque todavía no han llegado a ser urgentes y, por lo tanto, están
en el momento adecuado para realizarlas. Siguiendo con el ejemplo anterior,
seria: "Estoy a primero de mes y he recibido el recibo para pagar el
consumo eléctrico, voy a pagarlo, pues me podrían cortar el suministro si no
pago antes de final de mes". Sabia decisión, pues si paga ahora, no le
cortaran el suministro, y no experimentará la ansiedad ni el estrés que genera
llegar a tal punto.
Urgente, pero no importante.
Imagina que estás estudiando o trabajando y en ese mismo momento
suena en tu teléfono la alerta de email recibido. Automáticamente pensamos que es
urgente leerlo, pero ¿es importante leerlo en ese mismo momento?, y si estás cenando
con tu pareja, ¿leerías el email en ese momento?, ¿y en tu puesto de trabajo? A
veces nos puede parecer que los asuntos no pueden esperar, cuando en realidad somos
nosotros quienes no queremos que esperen ciertos asuntos. En el caso de atender
los email, ¿no sería mejor apartar un momento al final del día para atender todos
los email de una sola vez, en vez de interrumpir constantemente nuestras actividades
y concentración para atender los email de uno en uno?
También puede darse el caso de que alguien nos pida un
favor urgente, pero puede que para nosotros, tal favor no sea importante. ¿Qué haremos? Distinguir
entre lo importante para los demás y lo importante para nosotros. A veces los
demás nos cargan con excesos de tareas importantes para ellos pero no para
nosotros, lo que es más, puede que el hacer dichas tareas nos priven de hacer
las nuestras y siempre queden para el final nuestras tareas importantes.
En psicología se denomina a esta actitud el síndrome “MTC” (Maria Teresa de Calcuta), ya que las personas que lo padecen no
pueden dejar de ayudar a los demás, dejando para lo último los propios asuntos.
Esto puede acarrear graves problemas, pues genera estrés, ansiedad, problemas
estomacales, dolores de cabeza y nos fuerza a resolver nuestros propios asuntos
tarde y mal. Recuerda que lo que es urgente e importante para otros, puede que
no lo sea para nosotros. Cada uno debe llevar su propia carga de responsabilidad, deja
que los demás lleven la suya. Con esto no quiero decir que no ayudes a nadie,
pero hazlo cuando tengas todos tus asuntos atendidos.
Distingue entre lo urgente e importante, y lo urgente pero no
importante. No porque los demás nos vengan con prisas quiere decir que sus asuntos sean cuestión de vida o muerte. Hay personas que deben cultivar la
paciencia, pues no se puede tener todo al momento; en tu mano está no dejarte
llevar por la actitud de esas personas. Sería bueno que todos aprendiéramos a ser asertivos,
a saber decir “No” y “Hasta aquí puedo ayudarte, más no”.
No urgente ni tampoco importante.
Este es mi favorito. Hay actividades que nos roban mucho
tiempo, por ejemplo ver programas de televisión, jugar con la consola, pasar
tiempo criticando a los demás, etc. No es que sea malo ver programas de
televisión, siempre y cuando sea después de haber realizado las tareas
pendientes. Muchas personas que dicen no tener tiempo se dedican a tirarlo por
la borda constantemente con este tipo de actividades. Sería bueno que calcularas cuanto tiempo pasas al día
haciendo tareas improductivas, te llevarías una sorpresa. Cuidado con la categoría no urgente ni importante, tendríamos que minimizarla al máximo.
Mis últimas recomendaciones.
Si tienes tareas urgentes e importantes, acaba con ellas
cuanto antes, luego sigue con las no urgentes pero importantes. Si alguien te
propone hacer algo urgente pero no importante para ti, no te dejes embaucar,
explica que tienes asuntos pendientes que no puedes desatender y no te sientas
mal por ello, cada uno tiene que llevar su propia carga de responsabilidad. Y
por último, no pierdas un tiempo precioso dedicándolo a asuntos que ni son
urgentes ni importantes, podrás disfrutar de ello cuando termines con tus
asuntos importantes. Si quieres saber más sobre la gestión del tiempo te recomiendo leer los artículos “Autodisciplina y procrastinación” y “Establezcaprioridades”, ambos escritos por mí.
Ahora que tienes la herramienta de los cuatro cuadrantes,
o categorías, de seguro te será más fácil administrar tu tiempo. Ten en cuenta
estas recomendaciones y notarás una gran mejoría en tu día a día.
Libro que te recomiendo: "Organízate con eficacia" de David Allen
Libro que te recomiendo: "Organízate con eficacia" de David Allen
No olvides compartir este artículo con tus amigos.
|
---|
No hay comentarios:
Publicar un comentario