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Consejo 1. Discute, pero de forma constructiva
Muchas personas piensan que discutir está mal, quizás,
debido a los penosos resultados que han podido presenciar o vivir. Sin embargo,
lo destructivo de las discusiones no es la discusión en sí, sino en las maneras,
palabras y gestos que a menudo se emplean en ellas. Es lícito, e incluso
constructivo intercambiar opiniones y puntos de vista con otras personas sobre
un mismo asunto, y es bueno para nosotros no callarnos cuando discrepamos en un
asunto. De hecho, a raíz de una discusión constructiva podemos darnos cuenta de
que discrepábamos con la otra persona porque no habíamos entendido bien lo que
nos quería decir o lo habíamos interpretado de forma totalmente distinta. Lo
mismo puede suceder de forma inversa, puede que la otra persona nos entienda
mejor y acabe coincidiendo con nosotros. Incluso en el caso en que no haya
acuerdo, la discusión constructiva nos ayudará a conocer los pensamientos de la
otra persona y comprender, aunque no compartir, por qué actúa de la forma como
lo hace. Esto se llama tolerancia, y debemos ejercerla siempre que no suponga
un perjuicio serio para nuestra persona. Pero ante todo debemos de entender que
una discusión no es excusa para gritar, insultar, poner malas caras, o hacer
daño a la otra persona. Si hacemos esto último, discutir sería para nosotros, y
la otra persona, un acto destructivo.
Consejo 2. Conserva la calma
Para que dos personas puedan intercambiar diferentes ideas y
puntos de vista, es necesario que haya un ambiente relajado. ¿A quién le
corresponde crearlo? A las dos partes, pero en el caso de que la otra parte no
ponga empeño, nos corresponde a nosotros, quienes sabremos gestionar las
discusiones constructivamente, crear un ambiente relajado y propicio para la
discusión constructiva. ¿Cómo se hace esto? Preparando la situación y
previniendo posibles reacciones. Lo primero es explicar a la otra persona que
quieres hablar sobre el asunto para comprenderla, para saber los motivos por los cuales piensa así, que puede que no estés de acuerdo con ellos, pero que los
respetarás igualmente, y que si hay puntos en los que ves que tiene razón no
dudarás en reconocerlo de buena gana. Esto ablandará el corazón de la otra
persona, momento idónea para decirle que esperas lo mismo de ella. Una vez que
lleguéis a establecer las “normas para discutir” deberías ceder siempre la
primera palabra, esto permitirá ganarte el respeto de la otra persona, lo que
relajará aún más la tensión. Pero, ¿y si la persona no puede o no quiere
relajarse?
Consejo 3. Si hay tensión, retírate
Si vemos que nosotros estamos poniendo de nuestra parte para
no exaltarnos y conservar la calma, pero la otra persona no quiere controlar su
ira, es mejor que evitemos la confrontación. Es el momento de salir
inmediatamente de la situación expresando a la persona que cuando esté más
calmada hablaremos, y deseamos hablar calmados porque nos importa comprenderla,
pero para ello es necesario hablar con calma. Es también bueno recalcarle que
si salimos de la situación no es por hacerle un desplante, sino porque no
queremos alterarnos y herirla con nuestras palabras, porque la estimamos.
Pasados unos minutos prudentes, los cuales pueden ser más o menos en cada caso,
probemos a continuar la conversación de forma relajada. Si la persona está
relajada démosle las gracias por su esfuerzo y cedámosle la palabra para que
pueda expresarse primero ella. Si todavía esta alterada, es mejor plantearle
hablar del asunto al día siguiente, recordándole que la conversación pendiente
no entorpecerá el buen trato que le quieres dar durante el resto del día. Puede
resultar muy difícil contenerse y guardar la compostura, pero hay razones para
esforzarse por hacerlo: obtener muy buenos resultados, ganarnos el respeto de
la otra persona, tener la conciencia tranquila, sentirnos al mando de la
situación, ganar confianza en nosotros mismos, ser ejemplos de conducta ante
los demás y reforzar nuestra relación con la otra persona.
Consejo 4. Escucha de verdad
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Casi en todas las discusiones, mientras habla una parte, la
otra está pensando qué decir, y cuando le toca el turno, la otra persona hace
lo mismo. Al final de la discusión ninguna de las dos sabe lo que le ha dicho
la otra, pero se acuerdan muy bien de lo que han dicho ellas mismas. Esto no es
comunicación, es un monólogo de dos personas que quieren hacerse escuchar pero
que ninguna de ellas está dispuesta a prestar su oído. Para que una discusión
se convierta en una experiencia positiva, es imprescindible escuchar a la otra
persona, pero también es imprescindible que la otra persona tenga la certeza de
que está siendo escuchada, ¿Cómo se logra esto? Cuando llegue tu turno para
hablar, haz un breve resumen de lo que te ha dicho antes de pasar a tus argumentos.
Por ejemplo, podrías decir: “Como has dicho, para ti es importante -lo que haya
dicho-, pero para mí también es importante…” o “En cuanto a lo que has dicho de
–lo que haya dicho-, aunque te entiendo, no estoy totalmente de acuerdo por
estas razones…” De esta manera, la otra persona se sentirá escuchada y te
escuchará con más atención a ti.
Consejo 5. Sé una persona agradecida
Cuando la discusión haya acabado, al menos su primera parte,
dale las gracias a la otra persona por haber conservado la calma. Aprovecha y
ponla como ejemplo a seguir, aunque hayas sido tú quien estuviera al mando de
la situación, diciendo, en pocas palabras, que sería maravilloso que todas las
personas pudieran discutir de la forma como lo ha hecho ella. Dile que te ha
encantado hablar con ella y que la conversación te ha permitido entenderla
mucho más y, en el caso de que hayáis acercado posturas, rectificar puntos de
vista. Te puedo asegurar que el corazón de la otra persona saltará de alegría,
confianza, autoestima y gratitud hacia tu persona. Son pocas las personas que
saben manejar de forma correcta las discusiones y convertir lo que parecía un
enfrentamiento, en un estrechamiento de la relación. Estoy seguro de que ahora
hay una persona más que sabe hacer esto, tú.
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Es un articulo muy constructivo, es muy mportante saber comunicar nuestras diferencias y conocer la otra persona en su propia manera de ver las cosas. Me parece que esto es enriquecedor para las dos partes. Gracias por las sugerencias sere mas vigilante en mi manera de converzar.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
EliminarMe alegro de que consideres importante saber comunicar nuestras diferencias con los demás.
Un saludo.